Matías Farías dio por primera vez su versión de los hechos en el marco de la causa en la que se lo acusa de violar, empalar, drogar y asesinar a la adolescente Lucía Pérez. Exclusivo de LA CAPITAL.
“Nada de lo que se dijo es verdad, no puedo creer lo que estoy viviendo”. Matías Farías, el principal acusado por la muerte de Lucía Pérez, cerró de esa manera su declaración ante la fiscal María Isabel Sánchez durante la cual aseguró que no asesinó a la adolescente y que mantuvieron relaciones sexuales consentidas.
El relato está incluido en el escrito que Farías, acompañado por la defensora oficial María Laura Solari, entregó en una breve audiencia realizada en el despacho de la fiscal.
Farías dio por primera vez su versión de los hechos en el marco de la causa en la que está acusado de abuso sexual seguido de muerte en concurso con femicidio.
“En relación a los hechos que se me imputan”, comienza el extenso texto que cuenta en su primer tramo la forma en la que se conocieron y posteriormente detalla lo que sucedió dentro de su casa, en el barrio Alfar aquel 8 de octubre de 2016
Lo más sustancial es la parte en la que narra el desvanecimiento de Lucía Pérez tras contar que habían tenido relaciones sexuales y que como se acercaba la hora de irse ella se había cambiado. Lo siguiente es textual:
“La vi pálida y como con la mirada perdida. Le pregunté si se sentía bien y me dijo que sí, pero no parecía estar bien, por lo que decidí abrir la ventana del dormitorio. Ella estaba sentada en el borde de la cama. Me senté al lado de ella un ratito y Lucía me dijo si le podía traer su celular, entonces bajo otra vez con la perra y cuando vuelvo a subir con su celular, la veo acostada en la cama con las piernas en el piso, como inconsciente, con los ojos medio cerrados, y me asusto. Le digo “Lucía, Lucía qué te pasa, estás bien?” y trato de incorporarla, pero no se movía. En ese momento escucho la puerta y bajo corriendo. Cuando abro, era Juan. Le digo desesperado que Lucía se sentía mal y me voy para arriba a seguir intentando reanimarla. El, desde abajo, me dice que le moje la cabeza, y me alcanza una jarra o un vaso con agua, no recuerdo bien. Le mojo el pelo y la cara pero seguía sin reaccionar. Juan me pregunta si Lucía estaba vestida y si podía subir, a lo que le contesto que sí. Se acerca a Lucía y tocándole el cuello le toma los latidos, mientras me gritaba que lo fuera a buscar a Maciel que había quedado en la camioneta. Bajo corriendo y le digo a Alejandro si podía venir, que Lucía se sentía mal. Se baja, entra a la casa y sube la escalera. Le toca el cuello a Lucía y dice que le siente muy débil los latidos, que la llevemos a la Salita. Entonces baja Juan primero y entre Maciel y yo, la acomodamos a Lucía para poder bajarla por la escalera, que es muy empinada”.
La secuencia según Farías concluye al decir que “no podía creer lo que estaba pasando” y que “pensé que podía tener que ver con su consumo de drogas”.
En la última parte de su declaración, Farías asegura que “no puedo creer lo que estoy viviendo, ni lo que se ha dicho que pasó ese día en mi casa. Jamás esperé este desenlace. Su muerte fue sumamente sockeante e inesperada para mí. Nada de lo que se dijo es verdad. Lucía y yo tuvimos relaciones sexuales consentidas. En todo momento ella estuvo de acuerdo con todo lo que hicimos. Jamás utilicé siquiera un consolador ni ningún objeto. Tuvimos sexo normal y deseado como dos personas jóvenes que se gustan y su muerte me causó mucha tristeza”.
La mención de Farías a la no utilización de “ningún objeto” es a referencia de que en la hipótesis de la fiscal Sánchez la agresión sexual incluyó un empalamiento.
En el final de la audiencia, ante una pregunta de la fiscal, la defensora explicó que no iba a dar ninguna respuesta y que esa era toda su declaración.
Farías fue trasladado a la cárcel de Batán al finalizar el trámite.